Žižek, Harman y dos baños en SCI-Arc:
Tríptico de un duelo + dueto en Los Ángeles




Ontología: Žižek + Harman

Llevo algunos años leyendo a Žižek y algunos meses leyendo a Harman. Ambos autores comparten una misma tarea, que en filosofía llaman ontología. Es decir, los dos intentan comprender cómo se constituye la realidad. Así, sin adjetivos. Tarea modesta la suya, pues.

Sin embargo, Žižek y Harman difieren radicalmente en su modo de aproximarse el dilema. Harman se adhiere a la “ontología orientada al objeto”, una corriente que se ha asociado al llamado “realismo especulativo” en la filosofía contemporánea (Meillassoux, Brassier, Grant). En cambio, Žižek es uno de los más visibles defensores de lo que podría caracterizarse, según el mismo Harman, como una “ontología orientada al sujeto”, que abreva de la noción de sujeto en el idealismo alemán y el psicoanálisis (Hegel y Lacan, principalmente). Trataré de sintetizar sus argumentos.

La ontología de Harman considera indispensable comenzar por el objeto, es decir, “aquello que tiene una vida unificada y autónoma por fuera de sus relaciones, accidentes, cualidades y momentos” (Hacia un realismo especulativo, Caja Negra, 2015, p. 219). Según Harman, los pensadores suelen deshacerse del objeto al reducirlo a sus partes o a sus funciones. Por ejemplo, la mesa para un sociólogo no es más que el conjunto de usos que le damos socialmente y para un físico no es más que un conjunto de átomos en el vacío. Pero a Harman le interesa la mesa real, a la que accedemos solo indirectamente: “El mundo está lleno principalmente no con electrones o praxis humana, sino con objetos fantasmagóricos retrayéndose de todo acceso humano o inhumano, accesible solamente por alusión y seduciéndonos por medio de la fascinación” (The Third Table, Hatje Cantz Verlag, 2012, p. 12, traducción inédita).

Por otro lado, Žižek funda su ontología partiendo del sujeto. En Menos que nada (Akal, 2015), su libro más ambicioso, argumenta que si el sujeto tiene un acceso fallido a la realidad es porque la realidad en sí misma es inconsistente. Por ejemplo, si las partículas subatómicas no siguen los principios mecánicos de la física no es por un error epistemológico sino porque la constitución misma de la realidad es incoherente: “Ahí, quizá, está la consecuencia filosófica definitiva de la física cuántica: lo que demuestran sus experimentos más brillantes y atrevidos no es que la descripción de la realidad que ofrece sea incompleta, sino que la realidad es ontológicamente «incompleta», indeterminada; la falta o carencia que consideramos un efecto de nuestro limitado conocimiento de la realidad es parte de la realidad misma” (p. 1005).

En resumen: ambos reconocen el acceso indirecto a la realidad, pero para uno es porque la realidad del objeto es tan profunda que no se le puede aprehender totalmente (Harman), mientras que para el otro no es porque la realidad es demasiado profunda para nosotros sino porque la realidad misma está incompleta (Žižek).


Dialogía: Duel + Duet

Hace dos semanas, el pasado miércoles 1º de marzo, asistí al evento “Duel + Duet: Slavoj Žižek and Graham Harman”, parte de una serie de pláticas organizadas por SCI-Arc, en Los Ángeles. Supe del evento por amigos arquitectos y asistí desde Tijuana con amigos psicoanalistas, pero también fui como “corresponsal” de unos amigos filósofos que no podían ir, con quienes había organizado un par de talleres donde habíamos leído a estos autores (como parte del Seminario Permanente de Teoría Contemporánea, que cofundamos en Tijuana).

El principal atractivo para mí era escuchar a dos filósofos que comparten una misma inquietud de fondo pero que parten de premisas y perspectivas tan diferentes. Por otro lado, son autores que se han referido mutuamente con un sentido crítico en sus obras, pero de manera marginal y muy simplificada o injusta. Además, aún con sus diferencias, ambos comparten enemigos teóricos en común (la crítica al historicismo posmoderno, al giro lingüístico, al construccionismo social, etcétera). Por lo que tenía la impresión de que, más allá de las diferencias obvias, ninguno de los dos ha sabido formular una crítica precisa y de fondo al otro.

Al principio de su intervención, Žižek comentó: “Sería un gran éxito si solamente, de alguna manera, aclaramos dónde ubicar nuestras diferencias”. Efectivamente, con algunas excepciones, las diferencias aparentes entre sus perspectivas fueron encontrando un common ground, sobre todo en la primera parte del evento, donde el diálogo fue muy claro y fluido (antes de que las preguntas comenzaran a desarticular el hilo argumentativo). No repetiré los argumentos (pueden escucharlos por su cuenta). Simplemente diré que muy probablemente “I agree” fue la conjugación verbal más repetida de la noche. Y aunque esto podría sugerir que tras la terminología aparente hay coincidencias fundamentales, en realidad me parece que este dueto sirvió como preámbulo a un duelo futuro. En filosofía, a veces los matices son más decisivos y conflictivos que las oposiciones abiertas. Seguro pronto leeremos de Žižek y Harman una formulación menos evidente y más provocadora de sus diferencias.



Escatología: Los dos baños

A manera de coda, quisiera relatar un par de incidentes que redondearon inesperadamente mi experiencia del evento: antes y después. Ambos, indirectamente escatológicos (advierto).

Primer incidente: antes del evento.

Conocí, digamos, un escusado de SCI-Arc. Blanco, en un cubículo negro; nada especial. Ya finalizaba mi visita, minutos antes de la charla, cuando escuché entrar a alguien que decía apresuradamente (tal vez al teléfono): “Ok. Fine. Ok. Bye.” Una voz y nada más. Pero con marcado acento. Quien haya sido, entró al segundo cubículo e inmediatamente después esnifó su nariz congestionada. Decidí salir del baño sin esperar pruebas de mi sospecha. ¿Fui vecino de escusado de Žižek por unos segundos?

Segundo incidente: después del evento.

Al finalizar la mesa de debate pude acercarme a intercambiar palabras con Harman. Le dije que había hecho la traducción de su ensayo breve La tercera mesa y que me interesaba publicarla. Me dijo que ya alguien había hecho la traducción y que estaba por publicarse en Devenires. Pero de cualquier forma me dio su correo y me dijo que le escribiera si me interesaba traducirle algo más. Muy amable.

Pero el incidente vino después, cuando conocí, digamos (de nuevo), un mingitorio de SCI-Arc. Blanco, en un baño diferente; nada especial. Ya había finalizado mi visita, minutos después de la charla, cuando entró Harman mientras yo salía. Todo quedó en un intercambio recíproco de un “Hi”. Salí del baño y regresé con mis amigos. ¿El encuentro exprés fue tan awkward como se sintió?

Dos incidentes: un toilet, un urinario. Y al menos un par de asociaciones irónicas.

Primera asociación: aproximaciones teóricas.

Los incidentes pueden ser mejor interpretados si intercambias sus respectivas propuestas ontológicas.

Para Harman, el incidente con Žižek puede explicarse desde su ontología orientada al objeto. En este caso, mi relación con Žižek como objeto es necesariamente indirecta. Su acento o su nariz congestionada no son más que caricaturas del objeto-Žižek real. Incluso si lo hubiera visto en el baño o platicado con él, no hubiera podido agotar la riqueza ontológica de Zizek como objeto (siempre inevitablemente vedada).

Para Žižek, el incidente con Harman puede explicarse desde su propuesta ontológica. En este caso, mi interacción torpe con Harman evidenció una realidad inconsistente, dicho en términos lacanianos: la realidad social incompleta o “barrada” del Gran Otro, siempre con la posibilidad de fallar. El fracaso incómodo de la relación intersubjetiva registra justamente lo real de esta inconsistencia ontológica.

Segunda asociación: objetos paradigmáticos.

Tanto Žižek como Harman se han relacionado teóricamente con estos respectivos objetos escatológicos de los incidentes.

Para Žižek, hay que encontrar la ideología de una sociedad no en los grandes relatos políticos sino en la vida cotidiana. Así, por ejemplo, “la tríada geográfica Alemania-Francia-Inglaterra como expresión de tres actitudes diferentes ante la existencia” toma forma hasta en las diferencias entre sus inodoros: el “rigor reflexivo” del alemán deja el agujero en la parte frontal para que la mierda pueda olerse e inspeccionarse; el “apresuramiento revolucionario” del francés deja el agujero atrás para que “desaparezca lo más rápidamente posible”; y, finalmente, el “pragmatismo utilitario” del inglés llena de agua la taza para dejarla flotar libremente sin inspeccionarla (El acoso de las fantasías, Akal, 2011, p. 9). Así pues, el inodoro aparenta ser superficial pero posee una irónica profundidad filosófica.



Para Harman, la crítica de Clement Greenberg al dadaísmo tiene sentido si lo pensamos como una respuesta equívoca al cubismo. Así, por ejemplo, Marcel Duchamp “no podía entender las nuevas normas estéticas generadas por el cubismo, y lo interpretó como una mera forma de shock y escándalo”. Según Greenberg, la pintura aún puede seguir revelando nuevas posibilidades de su estructura profunda, pero Duchamp tomó al medio pictórico como ya dado “al renunciar al proyecto de transformarlo desde adentro y desafiarlo solo con gestos chocantes desde el exterior” (“Greenberg, Duchamp y la próxima vanguardia”, en Hacia el realismo especulativo, op. cit., pp. 273 y 274). Así pues, el famoso mingitorio duchampiano aparenta ser profundo pero se muestra como un entendimiento superficial de las posibilidades del objeto artístico como medio.


Como ya había citado, Žižek manifestó el principal objetivo de la charla desde el principio: “Sería un gran éxito si solamente, de alguna manera, aclaramos dónde ubicar nuestras diferencias”. Ahora queda claro: uno puede ubicar sus diferencias en los baños de SCI-Arc.