Precisiones sobre mi texto de Roma

Recientemente escribí aquí en el blog y luego compartí en Facebook un análisis de la película Roma. Me dio gusto que en general tuvo una buena recepción. Por otra parte, un conocido mío que es psicoanalista, Ángel Luna, me pasó algunos comentarios en Facebook con algunas reservas respecto al uso que hago de Freud en el texto. Sus comentarios me permitieron extender algunos puntos que tal vez puedan aclarar el sentido de mi lectura de Freud. Comparto los comentarios de Ángel (a quien, por cierto, le agradezco su cordialidad) y mi respuesta:

Los comentarios:

Estimado Alfredo, me tomo el tiempo y la libertad de hacer algunos breves comentarios sobre la perspectiva que compartes en tu análisis sobre la película de Roma; pienso en un intercambio de ideas sobre puntos comunes.

Me parece valiosa la idea que pr
opones respecto al “paneo” o el movimiento de la cámara, y la manera en que esto puede permitir una mayor visión-mirada para distinguir algunos elementos muy relevantes, que, sin embargo, pueden pasar desapercibidos. Entiendo que desde ahí encontraste una posibilidad con el concepto de “lo encubridor” tomado del mismo Freud. Si no estoy en lo correcto, me gustaría conocer más a fondo la idea.

Validando la creatividad de esta observación, encuentro también importante aclarar sobre los riesgos que implica la extrapolación de un concepto técnico en psicoanálisis al plano del cine. De manera específica, y desde una perspectiva epistemológica, lo encubridor en psicoanálisis se refiere a un saber asumido desde la palabra y la escucha analítica, así como desde el intercambio intersubjetivo entre dos sujetos en la situación analítica, donde todo esto (el encuentro, la escucha y la intersubjetividad), permite identificar elementos importantes que a manera de defensa psíquica, han sido pasados por alto en los relatos, los sueños, etc. (inclusive hay autores que asumen, que después de la interpretación de los sueños, lo encubridor y los actos fallidos son la vía regia al inconsciente).

Surge entonces la pregunta sobre la justicia al concepto psicoanalítico llevado al plano de la interpretación en cine. Considero que el análisis de cine es uno donde no es posible ni priorizar en la escucha (por su propia naturaleza), ni en los elementos inconscientes de quien narra (puestos sobre palabras desde su subjetividad), los cuales, sin embargo, son elementos insustituibles, a tal grado que inclusive dieron origen a este concepto en Freud. No es poca cosa entonces extrapolar un concepto que parte de un saber distinto. Pienso que es diferente cuando se retoman otras nociones, sobre todo aquellas que han partido de estudios culturales en psicoanálisis; lo permiten al no surgir estrictamente de la clínica y sí del intercambio con otras disciplinas. Pienso también que, la labor interpretativa, se vuelve sumamente distinta pues en el análisis hay una labor de interpretación a partir de la reflexión y la toma de referentes teóricos, pero no de un intercambio ni de intersubjetividad, es decir, hablamos de una actividad meramente intelectual y en individualidad, casi como una búsqueda de “mensajes subliminales” puestos más al servicio, quizás, del mecanismo de proyección que de otra cosa. Con esto me refiero a que, un intercambio en un plano teórico, se acercaría más a un psicoanálisis aplicado, evitando caer en el riesgo de un psicoanálisis a Cuarón que, por falta de elementos importantes, llevaría más bien a un “psicoanálisis silvestre”.

Es una opinión que te comparto como especialista, pero a su vez, reconociendo el análisis que nos compartes junto con un elemento que era desconocido para mí, ya que el cine no es un área de mi especialidad.

¡Saludos!

Mi respuesta:

Te agradezco mucho tus comentarios, Ángel. Quise que el texto fuera lo más breve y lo menos "teórico" posible para facilitar la lectura, pero tus inquietudes me permiten hacer algunas precisiones.

Mi texto va en la línea de lo que desde los años seten
ta se conoce como teoría psicoanalítica del cine. Me inspiro sobre todo en la escuela semiótica francesa de esta teoría, como Christian Metz o Jean Baudry, que leen al psicoanálisis buscando ahí pistas para entender el funcionamiento del cine como "dispositivo" (de identificación imaginaria, de manipulación ideológica, etcétera). Es una lectura heterodoxa, pero a mi parecer muy productiva (y que suele matizar sus "extrapolaciones", como le llamas).

Baudry, por ejemplo, en su famoso artículo "El dispositivo" (1975), compara la experiencia de ver cine con la experiencia de soñar (coincidencias y diferencias, por supuesto) y entonces lee La interpretación de los sueños de Freud porque cree encontrar ahí conceptos teóricos que pueden hacernos pensar (guardando las distancias) cómo es que el cine "dispone" de la mirada del espectador. Metz, por otra parte, en su libro El significante imaginario (1974), toma los conceptos de identificación primaria y secundaria para pensar los procesos de identificación del espectador en el cine. Pero no me meto en detalles ni con otras corrientes de la teoría (como la escuela feminista anglosajona que paralelamente abrió Laura Mulvey o la escuela eslovena que en años recientes ha replanteado el debate desde lo que podría llamar un "retorno a Lacan", etcétera).

A lo que voy es que hay perspectivas teóricas que han visto los conceptos clínicos del psicoanálisis como medios para replantear los modos de pensar la experiencia cinematográfica, SIN que ello nos lleve a un "psicoanálisis silvestre" (porque no está "psicoanalizando" a nadie ni haciendo mero "psicoanálisis aplicado"). El planeamiento es largo y complejo, y no está libre de polémica, pero espero que mi resumen haya aclarado por dónde va la cosa.

Ahora, lo que intenté esbozar en mi texto va por esta misma línea. Así como Baudry con los sueños o Metz con la identificación primaria y secundaria, me pregunté hasta qué punto las reflexiones freudianas sobre el recuerdo nos permiten pensar cierta experiencia cinematográfica (del paneo) y sus procesos de identificación, SIN que ello signifique "psicoanalizar" a Cuarón (como lo menciono) ni tampoco al espectador (cabe agregar). Y exploré la posibilidad de que sus reflexiones sobre el sentido "encubridor" de ciertos recuerdos nos permitan entender el modo en que esta película (en particular) lidia con los antagonismos y conflictos que nos presenta.

Entiendo que Freud piensa en el sentido clínico y "metapsicológico" de estas reflexiones, pero creo que sus reflexiones se prestan para pensar muchas otras cosas. Incluso, como dato curioso, el punto de partida de ese ensayo de Freud no es necesariamente clínico. Freud acuña el término de "recuerdos encubridores" en ese ensayo no como consecuencia de una escucha analítica, sino al revisar los resultados de una encuesta a 123 personas (hecha por "V. y C. Henri") y al presentar como caso de un paciente lo que en realidad era "material autobiográfico apenas disimulado" (como dice la edición de Amorrortu). Entiendo que es un término que sigue elaborando teórica/clínicamente, pero de cualquier forma llama la atención la hibridación metodológica tan heterodoxa del ensayo.

Espero que estas precisiones hayan aclarado un poco al menos el sentido de mi lectura de Freud y te agradezco de nuevo tus comentarios.

Un abrazo ¡y felices fiestas!