The Rehearsal y sus cortocircuitos entre ficción y realidad

The Rehearsal (HBO, 2022- ) es un reality show creado por Nathan Fielder que se propone ayudar a la gente a tomar decisiones difíciles, o tener conversaciones incómodas-pero-necesarias, a través de la actuación ficticia de las variables posibles de la situación.

El episodio piloto, por ejemplo, ensaya los caminos que podría tomar la conversación en la que un concursante de trivias en un bar confiesa a una amiga de su equipo que hace años le mintió sobre su grado académico. El jardín de senderos se bifurca en los diagramas de probables escenarios que se muestran en la pantalla de Nathan, desde la resolución ideal hasta la complicación más desastrosa.

Sin embargo, con el avance de los episodios, queda claro que en la serie hay en realidad dos tipos de "ensayo". Está el que prepara para escenarios futuros, que es la premisa inicial de la serie; pero también está el que recrea escenarios pasados.

En el primer caso, la ficción busca actualizar –con mayor o menor suerte– el futuro siempre virtual. Sus diferentes posibilidades son obsesivamente anticipadas, clasificadas y actuadas, para saber navegarlas cuando llegue el momento y llevarlas al mejor puerto.


En el segundo caso, la ficción sugiere virtualidades –en su momento insospechadas– del pasado ya actualizado. Normalmente es de sucesos que no se esperaban, para saber comprenderlos a posteriori desde nuevas perspectivas subjetivas e incluso a través de resoluciones alternativas.

Y, en medio de estas ficciones prospectivas y retrospectivas, la serie genera un tiempo desajustado, out of joint, enrareciendo los límites del presente en una puesta en abismo de ensayos futuros y pasados.

Pero lo sorprendente no es que el reality show se revele como ficción falsificadora o manipuladora (desmitificación inofensiva para una serie como esta), sino que las ficciones de sus ensayos sean capaces de darnos una realidad espectral: ni plenamente efectiva (actual), ni meramente posible (virtual).

En este sentido, el llamado "Método Fielder" es un cortocirtuito entre realidad y ficción. "Si tu actuación no es precisa", explica Nathan sobre su método, "puedes arruinar la vida de alguien". La ficción, entonces, no es externa a nuestra realidad, sino que la habita peligrosamente y amenaza con arruinarla. La ficción abre un hueco de irrealidad en nuestro mundo y esta fisura ontológica puede ser fuente de ominosidad, pero también de comedia.

Recordemos que Nathan Fielder viene de la comedia de improvisación. Su serie anterior, Nathan For You (2013-2017), fue un reality show para Comedy Central. Pero The Rehearsal explora más el humor callado del absurdo que se muestra como doble de lo cotidiano.

Este particular tono cómico está menos en la línea paródica de Nathan For You y más en el estilo quirky de How To With John Wilson (2020- ). Esta serie documental –en la que Nathan Fielder es productor ejecutivo– pretende resolver un problema cotidiano (por ejemplo, "How To Cover Your Furniture"), pero encontrando resoluciones absurdas (como duplicar tu mueble para guardar el original en una bodega) y aprendizajes morales en el camino.

Pero The Rehearsal también tiene ecos con otros giros dramáticos de la comedia, como en Barry (2018- ), de Bill Hader, actor que se formó como comediante en Saturday Night Live. La serie trata de un asesino a sueldo que quiere ser actor y debe sostener dos profesiones que no dejan de cruzarse: la actoral (donde se enamora de una colega actriz) y la criminal (que no logra dejar atrás). Barry aprovecha las asimetrías entre la ficción encantadora del teatro y la realidad última del asesinato para sugerir su humor absurdo.


Esta distinción (aunque sea vaga) entre ficción y realidad, teatro y vida, show y reality, permite también los cruces ominosos y cómicos en The Rehearsal, pero –y a partir de aquí vienen spoilers importantes de la temporada, sobre todo de su finale– la distinción parece más decididamente borrosa en el caso de Remy, un niño de 6 años contratado como uno de los varios actores que interpretarán en diferentes edades a "Adam", hijo ficticio de Angela en el ensayo de su potencial maternidad, que pronto se vuelve también ensayo de la posible paternidad de Nathan.

En el último episodio de la primera temporada, luego de que Angela abandona el ensayo, Nathan decide continuar el suyo y sus convivios con Remy como "Adam" hacen lazos afectivos profundos en el pequeño, cuyo padre real está ausente en su vida. Remy ignora la frontera entre ficción y realidad y se refiere a Nathan como "daddy" dentro y fuera del show, cuestionando la finalidad del juego ficcional.

Hay que recordar que Nathan cayó casi accidentalmente en un ensayo que no le correspondía (para sustituir a un participante que dejó el ensayo en su primera noche) y ahora, tras el abandono de Angela, se pregunta de pronto seriamente sobre su posible paternidad. Toda la primera temporada parece ser una travesía inesperada de Nathan que comienza con el deseo del otro (la maternidad de Angela) y termina, como en banda de Moebius, confrontando el enigma de su propio deseo.

Tratando de evitar esta confrontación, Nathan realiza una ficción retrospectiva más, con los diferentes momentos en los que convivió con Remy, pero ahora con distintos escenarios. En una ficción actúa como padre distante y frío ante los cariños de Remy. En otra ficción aparece una actriz como Angela para mediar en la relación simbiótica entre Nathan y Remy.

Otra ficción más la realiza con un actor adulto como Remy, por lo que su edad y profesionalismo refuerzan la distinción entre realidad y ficción. Y la última ficción la lleva a cabo con un muñeco que, por supuesto, no distingue entre realidad y ficción, pero que tampoco tiene una subjetividad que implique algún riesgo ético.

Todas estas ficciones alternativas, que buscan atenuar el violento traslape subjetivo que Remy introdujo entre ficción y realidad, muestran por qué Remy es el personaje más importante de toda la temporada. Él es el único que de verdad lleva a su extremo lo que está en juego en la serie: que la realidad se vea alterada radicalmente por la ficción. Que la ficción no sea mera mentira o solo un opuesto de la realidad, sino una verdadera transformación posible. Remy, que encarna este deseo disimulado (¿inconsciente?) de la serie, hace que Nathan enfrente la posibilidad de su paternidad como un lugar de ficción simbólica y, por eso mismo, de consecuencias reales.

Ya antes Nathan había explorado esta paternidad en el ensayo como espacio simbólico desde donde se espera que inculque a su hijo su tradición religiosa, el judaísmo. Como Angela (ferviente cristiana) no acepta una educación judía para "Adam", Nathan entonces decide llevarlo a escondidas a la sinagoga y a clases de judaísmo.

Al enterarse de este conflicto no resuelto con Angela, la madre de Nathan identifica un patrón en su hijo, que luego el mismo Nathan reconoce en su relación con Angela: “Tengo la tendencia de dejar que mi pareja tome las riendas y las decisiones como modo de evitar el conflicto”, confiesa Nathan.

A lo largo de la serie, la paternidad se va asociando con la tradición religiosa y la autoridad en pareja. Nathan no solo se enfrenta con un “ser o no ser” un buen padre, sino también un buen judío y un buen jefe de familia. La elección se presenta en paquete y estas implicaciones parecen pesar sobre Nathan.

Por eso resulta sintomática la resolución del último episodio de la temporada. Luego de platicar seriamente con Remy sobre la distinción entre ficción y realidad, la madre de Remy le asegura a Nathan que su hijo estará bien. Nathan, todavía no convencido, le pregunta cómo sabe: “Solamente sé”, responde. “No sé cómo explicarlo; es algo que no sabrás hasta que tengas un hijo, si lo tienes”.

Entonces Nathan decide ponerse en el lugar de la madre de Remy y actuar, junto a otro niño, desde el proceso de casting del show hasta las pláticas serias con Remy para que deje de llamar daddy a Nathan. 

En la última ficción retrospectiva de la temporada, Nathan se dirige como madre al niño que actúa como Remy y le dice: “Está bien si te confundes, está bien si te pones triste, porque no importa lo que experimentes nos tenemos a nosotros y siempre estaré contigo, porque soy tu papá”. El niño, sorprendido por el lapsus, murmura: “Espera, pensé que eras mi mamá”. Con ojos llorosos y tras una pausa sentimental, Nathan responde tajante: “No, soy tu papá”.

La confusión inocente de Remy desemboca entonces, luego de la deriva ficcional, en una transformación subjetiva de Nathan y una resolución inesperada de su impasse. Nathan asume en su ensayo la posibilidad de un nuevo lugar paterno, al que llega no por la autoridad simbólica tradicional-religiosa, sino por la vía ficticia de la maternidad. Aparentemente por accidente, la última ficción retrospectiva como madre de Remy se convierte en una ficción prospectiva sobre su renovado sentido de paternidad.

¿Paternidad genuina o fingida? Muy probablemente la escena entera, incluyendo su lapsus, estuvo planeada para el show y Nathan –con un talento dramático que no le habíamos visto– está a fin de cuentas actuando. Pero para este punto la serie ha superado la oposición simple entre lo genuino y lo fingido. Como diría el poeta de Lisboa, Nathan es un fingidor y en su show finge tan completamente que hasta es capaz de fingir que es paternidad la paternidad que quizá de veras siente.

Nathan afirma –desde una ambigua, pero emotiva, convicción subjetiva– la misma paternidad que Remy reclamaba y así The Rehearsal cierra su primera temporada reconociendo, como demandaba antes el niño, las posibilidades abiertas en ciertas formas de convergencia entre la ficción y la realidad.