La foto/teoría de Marx y Freud

En un verano como este, pero de hace 195 años, se tomó la fotografía más antigua de la que hay registro. La luz del sol rebotó por las paredes externas de la casa Le Gras, entró por la ventana y "escribió" el paisaje campirano sobre el betún de Judea que, como experimento casero, había untado Nicéphore Niépce en una placa de hojalata al fondo de una cámara oscura.


 

Fotografía (o "heliografía") titulada Vista desde la ventana en Le Gras (1826), por Joseph Nicéphore Niépce.

 

Durante las siguientes décadas, la fotografía evolucionaría vertiginosamente e impactaría profundamente en la sensibilidad moderna. Varios han comentado, por ejemplo, la influencia que el realismo técnico de la cámara fotográfica tuvo sobre la crisis del realismo pictórico en las vanguardias artísticas. Sin embargo, la fotografía no solo alteraría la imagen de la pintura, sino también lo que Deleuze hubiera llamado la "imagen del pensamiento". Por eso no es coincidencia que dos de las corrientes teóricas más importantes de los últimos 200 años, el marxismo y el psicoanálisis, hayan aludido a la fotografía en obras cruciales de su desarrollo.

 


Engels de 20-25 años (1840-45) y Marx de 43 años (1861) en sus fotos más antiguas disponibles.


Marx y Engels escribieron La ideología alemana entre 1845 y 1846 para contraponer el idealismo filosófico (poshegeliano) de su generación intelectual con el materialismo histórico que estos pensadores –apenas en su juventud– comenzaban a teorizar. En este libro (publicado hasta 1932), argumentaban que no son las ideas dominantes las que definen la vida social, sino que son las relaciones sociales de producción las que determinan a la ideología. Sin embargo, Marx y Engels agregan que la ideología de una época refleja de manera distorsionada las relaciones materiales de las que emerge y, para explicar este proceso, encontraron una metáfora adecuada:

 

"[E]l ser de los hombres es su proceso de vida real. Y si en toda la ideología los hombres y sus relaciones aparecen invertidos como en la cámara oscura, este fenómeno responde a su proceso histórico de vida, como la inversión de los objetos al proyectarse sobre la retina responde a su proceso de vida directamente físico" (p. 21 en Akal).

 

Al modo de la cámara oscura (o de la retina ocular), la ideología dominante hace aparecer las relaciones sociales de forma invertida. Así, la ideología alemana de la filosofía poshegeliana "desciende del cielo sobre la tierra" cuando ve a las ideas como causa de los procesos materiales, a diferencia de lo que ocurriría con el materialismo histórico, donde "se asciende de la tierra al cielo" al fundar en la vida concreta las ideas de una época. Y si bien la cita no menciona de forma explícita a la cámara fotográfica, la fotografía definitivamente es la cámara oscura por excelencia del siglo XIX. Incluso Marx, en el volumen 1 de El Capital, reconoce a la fotografía como una de las cinco industrias con mayor crecimiento de la época, junto a las fábricas de gas, el telégrafo, la navegación de vapor y el ferrocarril (p. 542 en Siglo XXI).[1]

 



Sigmund de 16 años con su madre (1872) y Freud de 44 años luego de La interpretación de los sueños (1900).


Sigmund Freud publicó La interpretación de los sueños en invierno de 1899, pero –como confesaría después– en la imprenta fue "posdatado para que apareciese como del nuevo siglo". El libro inaugural del psicoanálisis, fechado en 1900, anticipaba sin modestia el rumbo del siglo XX desde el vestíbulo finisecular. El principal argumento de esta obra es que los sueños son el cumplimiento de un deseo inconsciente y que el "trabajo de los sueños" ingenia figuraciones para esquivar la represión. Así, un pensamiento onírico se puede desplazar a una figura indirectamente vinculada en el sueño y, por otra parte, varios pensamientos se pueden condensar en otra figura onírica específica. Justamente, para explicar este mecanismo de los sueños, Freud acude a una metáfora fotográfica y señala que la condensación onírica funciona "como una de esas fotografías mixtas de [Francis] Galton, quien, para determinar los parecidos de familia, fotografiaba varios rostros en la misma placa" (p. 158 en Amorrortu).
 

 

Ejemplos de las composite portraitures del inglés Francis Galton (1822-1911), un científico racista, darwinista social y defensor de la eugenesia (dicho sea de paso).


Páginas después, Freud vuelve a la misma metáfora y habla de una "imagen de acumulación" (Sammelbild) en el sueño que es capaz de generar una "persona mixta" (Mischperson) como en "el procedimiento mediante el cual Galton producía sus retratos de familia, a saber, proyectando dos imágenes una sobre la otra; de ese modo los rasgos comunes cobran realce y los discordantes se borran y se vuelven desdibujados en la imagen". Luego de comentar algunos ejemplos, Freud concluye que esta creación de personas mixtas "es uno de los principales recursos con que trabaja la condensación onírica" (p. 300 en Amorrortu).[2]

 



Llama la atención que Marx-Engels y Freud aludieron a la fotografía como metáfora de la ideología y del sueño no por el realismo fotográfico, que impresionó tanto al siglo XIX, sino precisamente por las alteraciones mecánicas que la cámara hace de la realidad óptica: invierte la luz antes de imprimirla en la placa (como el discurso ideológico "invierte" las causas de la realidad social) o puede sobreimprimir los rostros en una misma placa (como la condensación onírica suele "sobreimprimir" las personas en la realidad psíquica). La cámara enrarece el orden y este extrañamiento engaña a la falsa conciencia (Marx) o a la represión inconsciente (Freud).

Pero quizá lo más sugerente es que este intercambio metafórico se da sobre un suelo común implícito: la fotografía, el marxismo y el psicoanálisis comparten una relación mestiza con la ciencia. Así, la fotografía tiene un pie en la ciencia (técnica) y otro en el arte (el punto de vista estético); el marxismo, un pie en la ciencia (histórica) y otro en la política (la toma de partido proletaria); y el psicoanálisis, un pie en la ciencia (clínica) y otro en el amor (el lugar de enunciación inconsciente). Ciencia, arte, política y amor entrecruzan sus posiciones en esta foto/teoría intertextual.
 

[1] Sarah Kofman ha notado que la inversión óptica de la cámara oscura en La ideología alemana es reelaborada por Marx como inversión animista de la famosa mesa en El capital, que una vez vuelta mercancía "se levanta, por así decirlo, sobre su cabeza de madera y se erige frente a otras mercancías". La distorsión ideológica es intercambiada por la fantasmagoría fetichista, pero ambas citas consolidan a la inversión como paradigma metafórico en Marx (cf. Cámara oscura: De la ideología).


[2] Kofman (op. cit.) también analiza las metáforas de la fotografía en los escritos de Freud (las inversiones del negativo, las repeticiones del cliché) y para ello cita Tres ensayos sobre la teoría de la sexualidad (1905), "Nota sobre el conceptos de lo inconsciente en psicoanálisis" (1912) y Moisés y el monoteísmo (1939). Sin embargo, curiosamente deja fuera de su retrato a La interpretación de los sueños.